Para algunos es un alucinógeno, para otros una planta medicinal que sirve para purificar el cuerpo y el alma. Lo único cierto es que las prácticas y ceremonias donde se reparte el yagé son cada vez más frecuentes en Bogotá y en general en toda  Colombia.
Maestros espirituales, taitas, chamanes y curanderos, tienen en su menú esta particular preparación proveniente de una planta descubierta por la sabiduría indígena en las selvas de Brasil, Colombia, Perú, Ecuador y Venezuela.

¿Te gustaría tener la posibilidad de escoger el orden de los apellidos, es decir, poder elegir cuál de los dos vaya primero?
Pues en estos momentos se discute en la Cámara de Diputados de España, un polémico proyecto de ley que terminaría con la tradicional prevalencia del apellido paterno en la familia.
De aprobarse el proyecto, los padres podrían decidir entre ambos el orden de los apellidos, y en caso de que no existiera un acuerdo, se ordenarían alfabéticamente.

“Suflog” es un pequeño robot que no sobrepasa los 10 centímetros de ancho por 10 de alto. Sus cuatro ruedas con las que se desliza suavemente sobre el pavimento, así como su programación y sus innumerables circuitos, no fueron diseñados ni conectados por un ingeniero japonés o por un experto en robótica norteamericano.  

Sus protuberantes caderas, sus voluptuosos senos y una figura escultural hacen que Nicole(*), una joven santandereana de 22 años de edad, no pase desapercibida cuando camina por las calles de la capital colombiana.
Cualquier hombre pensaría que detrás de los hermosos ojos color café y de sus sensuales labios, que invitan al deseo, se esconde una modelo que podría desfilar sin ningún problema por las pasarelas más famosas del mundo de la moda.
Sin embargo, oculto en esta despampanante mujer, se esconde una historia de pobreza y problemas económicos que ni siquiera le permitieron terminar sus estudios superiores y mucho menos ser la portada de alguna revista famosa.  

Las viejas y sombrías casonas, los ruinosos y tristes edificios, los callejones y sótanos de nuestras ciudades y pueblos fueron testigos, por siglos, de la vida y muerte de sus habitantes, criaturas legendarias o anónimas, cuyas almas ausentes hacen parte ya de leyendas pintorescas o escabrosas, de historias terribles que algunos utilizan para asustar niños que se niegan a tomarse la sopa o, sencillamente, de cantos populares, como aquel de la Llorona loca, una desventurada figura femenina que recorre las calles polvorientas y ardientes del pueblo de Tamalameque, con un tabaco en la boca y una espina de amores contrariados clavada en el corazón.